Calidad de vida

‘VIH en España: Políticas para una nueva gestión de la cronicidad, más allá del control virológico’, de la Fundación Gaspar Casal con la colaboración de Gilead.

Una buena adherencia al tratamiento antirretroviral consigue controlar la infección por VIH y, por tanto, prevenir que aparezcan infecciones oportunistas, lo que convierte al paciente con el VIH en paciente crónico.

Esta cronicidad y mayor esperanza de vida hace fundamental que las políticas de atención sociosanitarias pongan pongan el foco en mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas que viven con el VIH, el llamado ‘cuarto 90’ de la estrategia de ONUSIDA para 2030.

Para conseguir este objetivo es necesario incidir en varios factores: 

Hábitos_azul

Hábitos saludables

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Ejercicio

La vida sedentaria no es positiva para nadie, ya tenga VIH o no. Practicar cualquier deporte o realizar ejercicio físico le proporcionará una buena salud mental y física ya que le ayudará a aumentar su fuerza y resistencia, a reducir el riesgo de depresión y a mejorar su sistema inmunitario frente a posibles infecciones.

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Prevención de comorbilidades con el envejecimiento

Las personas con el VIH pueden ver disminuida su esperanza de vida por un aumento en la incidencia de las comorbilidades no definitorias de sida, entre las que se incluyen la enfermedad cardiovascular, renal, psiquiátrica y neoplasias. El 45 % de estos pacientes tienen riesgo moderado/elevado de enfermedad coronaria y el 87 % presentan también riesgo medio/alto de progresión a enfermedad renal crónica.

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Nutrición

Alimentarse de manera sana siempre es bueno para salud y ofrece muchos beneficios, en el caso de las personas con VIH además les proporciona energía y nutrientes para hacer frente al VIH y otras infecciones, reduce el riesgo de comorbilidades relacionadas con el corazón, por el sobrepeso, o arterial y coronario, por el colesterol… Además le ayuda a mejorar la absorción de ciertos medicamentos antirretrovirales.

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Salud mental

A la carga viral debemos sumarle la carga emocional en pacientes con VIH. La ciencia ha conseguido que la primera sea indetectable en pocos meses de tratamiento, la sociedad en la segunda ha fracasado.

El 40% de las personas con VIH presenta criterios para diagnóstico de trastorno mental y sólo la mitad de estos trastornos son diagnosticados. Las personas con VIH tienen dos veces más riesgo de sufrir depresión y más de un 40 % presenta síntomas de ansiedad *.

Estas cifras hacen fundamental trabajar en el cuarto 90 de ONUSIDA y hacerlo desde el inicio del diagnóstico para mantener una buena salud mental.

*Fuente: ‘Human Immunodeficiency Virus Infection and Mental Health’, Jordi Blanch (Hospital Clínic de Barcelona).
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