- El estudio Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH, 2021 muestra que cerca del 90% de los españoles tiene un mejor conocimiento del VIH y el sida y muestra una actitud de mayor aceptación y/o normalización hacía las personas que viven con VIH
- Un 11 % piensa que compartir un vaso puede transmitir el VIH y un 21,3 % que se puede transmitir por la picadura de un mosquito
- Hoy día se tiene el doble de miedo a las personas con COVID que a las personas con VIH
Madrid, 1 de diciembre 2021. Casi el 90 % de los españoles tiene un mejor conocimiento del VIH y el sida y muestra una actitud de mayor aceptación y/o normalización hacía las personas que viven con VIH. Así se deprende de los datos del Estudio Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH, 2021, trabajo que ha llevado a CESIDA y que ha sido coordinado por Mª José Fuster, profesora de la facultad de Psicología de la UNED y directora ejecutiva de SEISIDA.
El estudio refleja que existe una tendencia decreciente en la percepción de gravedad del VIH a lo largo de los años, con diferencias significativas entre los años 2012 y 2021 y entre 2008 y 2021, fechas en las que SEISIDA llevó cabo los dos primeros estudios sobre este tema.
En general, los datos resultan esperanzadores ya que muestran una “tendencia descendente en los prejuicios hacia las personas con VIH”, lo que repercute positivamente en eliminar el estigma que todavía acompaña el hecho de tener VIH . De hecho, el índice de estigma disminuye significativamente con respecto a los años 2008 y 2012.
“Todos los indicadores de estigma han sufrido un descenso importante desde el año 2012 y significativo en todos los casos desde el año 2008. También disminuyen las creencias erróneas sobre las vías de transmisión paulatinamente. Además, aumentan los sentimientos positivos y disminuyen los negativos y no varía cambia el grado de contacto bajo que la población tiene con personas con VIH. No ha cambiado a lo largo de los años, es muy bajo”, asegura Fuster.
Por ejemplo, el deseo de segregación de las personas con VIH empezó siendo de un 20% en el 2008, pasó a aproximadamente un 13% en 2012 y ahora ronda el 8%. Este indicador, explica, “unido a otros que hay en el estudio, como el que el 10% de personas afirmen que no tendrían ninguna relación con personas con VIH, nos permiten acotar la fracción más intolerante de la población española. Un 10% serían 4.700.000 personas aproximadamente”, indica la investigadora.
I = I: Indetectable = intrasmisible
Quizá un dato que habría que destacar es que dos tercios de la población desconocen que una persona con VIH en tratamiento y con carga viral indetectable no transmite el VIH. Es decir, indetectable es igual a no trasmisible. “Ayudar a difundir esta información reduciría los prejuicios hacia las personas con VIH”, subraya.
No obstante el estudio muestra algunos datos relacionados con los estereotipos que son muy mejorables, comenta la investigadora.
Así, por ejemplo, hay 12,6% de los participantes del estudio que cree que el VIH y el sida tienen que ver con colectivos sociales determinados, y el 6,7% creen que tienen que ver tanto con ciertos colectivos como con hábitos personales. “Los grupos más señalados son las personas que consumen drogas, los homosexuales, la gente “promiscua” y las personas que practican la prostitución”, detalla Fuster.
Asimismo, aunque las creencias erróneas sobre las vías de transmisión del VIH han ido disminuyendo, sin embargo, “un 11% piensa que compartir un vaso puede transmitir el VIH y un 21,3% que se puede transmitir por la picadura de un mosquito”.
El análisis muestra además que a incomodidad ante la presencia de personas con VIH va decreciendo a lo largo de los años. “El mayor grado se da en los colegios, un 36,3% de la población española se sentiría incómoda si un compañero de su hijo tuviera VIH”, comenta.
Apenas hay cambios desde hace 10 años en la intención de evitar a las personas con VIH entre aquellos que sienten incomodidad ante su presencia. “La situación en la que más intención de evitarlos se da, es en el caso de que una persona con VIH trabaje en una tienda”, afirma la Directora de SEISIDA.El análisis también constata que el grado de cercanía de la población a personas con VIH permanece muy bajo a lo largo de los años. Es decir, que conocen a muy pocas personas con VIH.
Es interesante señalar que hoy día se tiene el doble de miedo a las personas con COVID que a las personas con VIH. “El grado de simpatía a las personas con COVID correlaciona fuertemente hacia la simpatía hacia personas con VIH. ¿habrá ayudado algo esta pandemia a empatizar con el VIH? Se necesitarían más estudios para esto”, asegura Fuster.
Miedo y estigma
Los datos, continúa, arrojan conclusiones que conocíamos y que señalan el camino para trabajar. “El miedo y las creencias erróneas sobre la transmisión predicen el estigma, y se relacionan fuertemente entre si. Sin embargo, el grado de contacto con personas con VIH y los sentimientos positivos lo predicen negativamente. Así pues -añade- hay que trabajar para disminuir el miedo y aumentar la empatía”.
¿A quienes hay que dirigir prioritariamente las intervenciones?, se pregunta. “A las personas de más edad y a los hombres. Estas variables se relacionan con el estigma. En el caso de la situación socioeconómica, la más baja se relaciona con más bajo conocimiento pero no directamente con los prejuicios”.
Concluye la investigadora que, según el trabajo, “los sentimientos que despiertan las personas con VIH al resto de la población son, de mayor a menor porcentaje: solidaridad, respeto, pena y admiración”.
Y añade que, afortunadamente, “el grado de simpatía que despiertan las personas con VIH a la población han ido aumentando a lo largo de los años, mientras que los negativos han ido disminuyendo”.