Las personas con VIH y cáncer están infratratadas en EE UU, según un estudio

Los antirretrovirales han prolongado la supervivencia y los tumores asociados a la edad.
Hace unas décadas, los pacientes con VIH morían de sida, afectados por infecciones que hacían mella en su debilitado sistema inmune. Hoy en día, la explosión de nuevos y eficaces tratamientos antirretrovirales ha logrado controlar el virus de tal manera que los pacientes envejecen con su infección y empiezan a sufrir las mismas enfermedades que la población general, entre ellas el cáncer.
Ya en los primeros años de la epidemia, los infectólogos se dieron cuenta de que el diagnóstico de VIH iba asociado a ciertos tumores, como el sarcoma de Kaposi o algunos linfomas, porque estas enfermedades se aprovechaban de la debilidad del sistema inmune para desarrollarse. Sin embargo, en la actualidad, ese catálogo se ha ampliado también a otros tumores comunes, sin ninguna relación con el virus del sida, como los de pulmón, mama, del aparato digestivo…
A R. D., un madrileño de 37 años que prefiere no revelar su identidad, el diagnóstico de cáncer de hígado le pilló por sorpresa, cuando apenas llevaba tres meses tomando el tratamiento antirretroviral para controlar el VIH. «Justo me acababan de decir que tenía la carga viral indetectable cuando un sábado tuve que ir a Urgencias después de comer por un dolor muy fuerte en el hombro que se me bajaba al estómago», relata a este periódico.
Las pruebas desvelaron la existencia de un raro tipo de cáncer en el hígado (un hemangiotelioma epiteloide), sin ninguna relación con el VIH. Ahí comenzó para R. su doble convivencia con el virus y el tumor, aunque como él mismo reconoce a El Mundo -sólo un día después de una de sus sesiones de quimioterapia- «para mí el VIH es algo crónico, que está controlado con el tratamiento, como si tuviese diabetes. El cáncer es el palo gordo».
Esta misma semana, un estudio americano publicado en la revista Journal of Clinical Oncology señalaba que los pacientes con VIH tienen entre dos y cuatro veces más posibilidades de ser infratratados de su cáncer por una mezcla de factores que van desde el temor y el desconocimiento de los oncólogos, a la falta de guías clínicas claras, o al temor de que estas personas toleren peor los efectos tóxicos de la quimioterapia.
A pesar de estas conclusiones, la doctora Piedad Arazo, presidenta de SEISIDA (Sociedad Interdisciplinaria de Sida), lanza un mensaje tranquilizador en declaraciones a EL MUNDO y asegura que esta situación no es comparable a lo que ocurre en España. «En EEUU, el peso de la medicina privada es mucho mayor y aquí el 100% de los pacientes con VIH son tratados en el sistema público, donde se les hacen revisiones cada cuatro o seis meses y están súper controlados», apunta.
Ésa es la misma percepción que tiene R. y que sólo lanza palabras de agradecimiento para los equipos médicos que le tratan en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. «Soy muy positivo y sé que esto es algo temporal, que los tratamientos han avanzado mucho», señala con un optimismo contagioso.
La doctora Arazo sí coincide con sus colegas americanos en que la incidencia de cáncer en esta población es un problema importante y creciente, al que los especialistas prestan cada vez más atención. «Es cierto que si la inmunidad está muy baja, el riesgo de determinados tumores es mayor», explica Arazo, pero a esto habría que sumarle ciertos factores de riesgo añadidos, como el consumo de tabaco (detrás de los tumores de pulmón), la coinfección por hepatitis C (responsable de gran parte de los casos de cáncer de hígado), otros virus como el papiloma (implicado en cáncer anal o de cuello uterino)…
Una idea que comparte el coordinador general de Apoyo Positivo, Jorge Garrido. «El envejecimiento de la población seropositiva está haciendo que por primera vez nos estemos planteando este tipo de comorbilidades, como el cáncer, el riesgo cardiovascular, cierto deterioro cognitivo prematuro, menopausia precoz en las mujeres…».
Por su parte, el doctor Andrés Muñoz, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), sí reclama más información y que no se excluya, como hasta ahora, a los portadores de VIH de los ensayos clínicos para conocer mejor las interacciones entre la quimioterapia y los antirretrovirales.
Tanto él como la doctora Arazo coinciden en que los pacientes con VIH no toleran peor la quimioterapia siempre que se encuentren en buenas condiciones y tengan la infección bien controlada. «Son personas acostumbradas a sufrir, que a lo mejor han llegado a tomar 20 o 30 pastillas al día durante años», sentencia la presidenta de Seisida, infectóloga en el Hospital Clínico de Zaragoza.
«Los pacientes con VIH están muy vigilados y tienen una relación muy estrecha con su médico», apunta para terminar el doctor Muñoz, por eso no es extraño que sea el propio especialista en VIH el que realice el diagnóstico de cáncer. Un diagnóstico que supone un problema creciente y al que habrá que prestarle más atención en el futuro como reconocen los especialistas.

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