Paz Alcoverro es educadora par y pertenece a la Junta Directiva de la asociación ALAS Salut i Sexualitats de las Islas Baleares. Su trayectoria en la entidad comenzó hace ocho años, en el verano de 2016, cuando llegó como usuaria. Desde el primer momento, quedó profundamente impresionada por el apoyo recibido del equipo y de otros usuarios, lo que la llevó a participar activamente en todas las actividades propuestas.
Un año después, Paz se involucró como voluntaria, desempeñándose principalmente como voluntaria par. Con el tiempo, también asumió un rol dentro de la Junta Directiva de la asociación. En su búsqueda de un cambio de vida, dejó su empleo en una multinacional para dedicarse al estudio del counselling.
Cuando en ALAS se tomó la decisión de profesionalizar el perfil de educador/a par, Paz aplicó para el puesto y fue seleccionada. Desde enero de 2023, forma parte del equipo técnico de ALAS, donde desempeña el cargo de educadora de pares.
¿Cómo influye el hecho de ser una persona con VIH en el trabajo que haces con otras personas que viven con la misma condición?
Vivir con VIH, en este caso, es una ventaja a la hora de atender a otras personas usuarias que también viven con VIH, ya que se crea una corriente empática muy fuerte con ellas. Me ven como una igual que puede comprender por lo que están pasando tras el diagnóstico o en otro momento de dificultad en su vida relacionado con la infección, porque yo también pasé por ahí en algún momento o, en todo caso, por algo similar. Eso refuerza mucho el vínculo entre nosotres, y la confíanza.
¿Cómo describirías la importancia del rol de un educador par en la atención de personas que viven con VIH?
Creo que el rol de educador/a par es muy importante en la intervención para la mejora de la calidad de vida de las personas que vivimos con VIH. Atendemos a todas las esferas de la persona (emocional, física, psicológica, sexual, social…)
El apoyo social entre iguales se ha demostrado en estudios, ayuda mucho a vivir con más calidad a las personas que vivimos con VIH. Y más teniendo en cuenta el estigma social asociado todavía a la infección, que aísla a muchas personas por no poderlo hablar con su entorno.
En tu opinión, ¿de qué manera el apoyo de pares contribuye a mejorar la adherencia al tratamiento y el bienestar emocional de las personas que viven con VIH?
Les pares ofrecemos información y apoyo emocional para reducir el impacto tras el diagnóstico, lo que se materializa en menos ansiedad, menos culpa, menos miedo. Como consecuencia, la adherencia al tratamiento y a los cuidados, incluyendo el seguimiento médico, es mayor.
También somos personas referentes que en ese primer momento actuamos como espejo, dando a entender, sin casi hablar, que se puede vivir una vida funcional y feliz a pesar de la infección. Todo ello tranquiliza y suele ayudar a mejorar el bienestar emocional de la persona.
¿Cómo ha sido tu experiencia participando en el intercambio con Víctor? ¿Qué es lo más significativo que has aprendido?
Mi experiencia con Víctor ha sido fabulosa. A nivel humano y a nivel aprendizaje.
Tal vez lo más significativo que he aprendido es la versatilidad de apoyo que él ofrece en su consulta del hospital. Hace de todo y atiende todo tipo de problemáticas; desde temas emocionales relacionados con el autoestigma, comunicación del diagnóstico, las relaciones de pareja, etc, como temas más burocráticos como gestión de citas, solicitud de analítica, recogida de medicación, informes médicos, etc. De todo un poco y siempre disponible para cualquier necesidad que presente la persona usuaria.
¿Has aprendido alguna estrategia novedosa para fortalecer el apoyo que los educadores pares brindan a las personas con VIH en sus procesos de salud y tratamiento?
La mejor estrategia es la disponibilidad incondicional, incluso fuera de horario laboral, para les usuaries. He sido testigo de llamadas a las 20h de la noche y él las atiende. La persona usuaria percibe esta disponibilidad y se siente apoyada siempre
¿Qué te gustaría ver implementado en tu hospital o comunidad después de este intercambio?
Me gustaría poder contar con una consulta fija todos los días en los hospitales en los que atiendo y tener la misma relación de confianza que tiene Víctor con el equipo médico (incluyendo aquí a las y los médicos, pero también a las enfermeras, auxiliares, administrativas y demás personal en contacto con les pacientes de Infecciosas y Medicina Interna del hospital). Él es uno más del equipo, lo que facilita su trabajo y el de les demás.
¿Qué tipo de apoyo adicional crees que los educadores pares necesitan para continuar su labor de manera efectiva?
Creo que necesitamos herramientas para que este apoyo que prestamos a otras personas a diario no nos afecte demasiado emocionalmente, saber ayudar pero poniendo una cierta distancia emocional para protegernos y no llegar a sufrir el síndrome del burn-out, tan frecuente en las profesiones de ayuda.
Tal vez alguna formación o supervisión psicológica nos podría ser útil para ello.
También creo que podernos encontrar de forma presencial de vez en cuando nos reforzaría como educadorxs de pares, a veces estamos un poco aislades y encontrarnos más nos ayudaría a fortalecer la red de educadores de Cesida.
¿Qué le dirías a otros educadores pares sobre la importancia de participar en iniciativas como La Escuela de Pares y en intercambios de experiencias?
Les diría que la experiencia es muy enriquecedora. Ver otras formas de hacer, otras realidades y otros contextos siempre es positivo.
Y sentir el apoyo y generosidad de un compañero de la red de PARES con tanta experiencia durante unos días en su ámbito de trabajo es muy bonito.
A esto se añade el ver su parte humana y más personal tras la jornada, ir a tomar algo y conocer su ciudad, todo ello refuerza el vínculo entre nosotres.
Les diría que, si tienen la oportunidad de hacerlo, la aprovechen.
Para terminar, ¿te gustaría añadir algo más sobre tu experiencia en La Escuela de Pares o sobre el impacto que los educadores pares tienen en la vida de las personas con VIH?
La Escuela de Pares es, tal como su propio nombre indica, una gran escuela. Una experiencia que aporta mucho a nivel profesional y a nivel personal.
El impacto en la vida de las personas que vivimos con VIH de une educadore de pares es brutal, y eso solo lo sabemos las personas que vivimos con VIH. Es difícil de explicar con palabras.
Yo aún recuerdo a la educadora de pares voluntaria que me atendió en ALAS allá por el 2017, me acuerdo perfectamente de su mirada empática entendiendo a la perfección por lo que yo estaba pasando. Y al revés, yo la entendía a ella. Fue un primer encuentro precioso, muy emotivo y sanador.