Comenzó en el año 2009 poniendo en marcha el Programa de Pares en el Hospital Universitario Virgen de la Macarena, en Sevilla, de la mano de su mentora, Reyes Palacios, a quien agradece profundamente la confianza depositada en él. Tras unas semanas como observador en la escuela de Reyes, ella le dio la oportunidad de iniciar su camino como par en el hospital.
Gracias a su formación en terapia Gestalt, poseía habilidades en counselling, lo que le abrió muchas puertas. No solo le ayudó en su propio proceso, sino que también le brindó herramientas para atender a las personas usuarias de manera efectiva.
En 2017, Reyes Palacios le cedió el Programa en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, también en Sevilla, donde recientemente han alcanzado la atención de 2.390 personas. La integración de su figura como par en el equipo médico, junto con los resultados obtenidos, han hecho del Programa de Pares un recurso esencial para mejorar la calidad de vida de las personas. Este programa proporciona habilidades para afrontar el estigma y la discriminación percibida, y también para evitar la autodiscriminación. Además, facilita derivaciones tanto dentro de la entidad como hacia otros servicios externos, ofreciendo una vía de apoyo comunitario que complementa la atención de los especialistas en aspectos que no suelen abordarse en consulta.
Se siente valorado tanto por el equipo médico y sus compañeros en el hospital como, especialmente, por las personas usuarias, quienes le muestran su agradecimiento de la manera más bella, con afecto y cariño hacia él como par.
¿Cómo describirías tu rol como mentor dentro de la Escuela de Pares? ¿Qué responsabilidades implica este rol?
Mi rol como mentor es poder enseñar una manera de trabajar en equipo con el resto de los profesionales sanitarios que forman el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Univ. Virgen del Rocío.
Una manera de trabajar en equipo que hace que sea una referencia a nivel nacional, por ser un modelo de interacción bilateral donde nos apoyamos para mejorar la calidad de vida de la persona usuaria y que está ligada muy estrechamente a tener resultados claramente positivos en la implicación de sus cuidados y en la mejora, no sólo de su salud sino también de todos los aspectos de la vida. Y es que no nos olvidemos nunca que el VIH afecta a todos los parámetros de la calidad de vida de las personas con VIH, no sólo la salud física.
El apoyo del Par en sus intervenciones libera trabajo en las consultas, mejora la calidad de la atención al paciente y la actitud de él/ella ante una problemática que es muy normal se vea inabarcable e insuperable de otra manera si no estuviera la figura del par hospitalario. Por consiguiente, ese acompañamiento produce resultados palpables. En este servicio, el educador par es un intermediario entre médico y paciente, liberando de trabajo a posibles futuras citas y consultas que puedan ser resueltas con el conocimiento y la experiencia del par. Este modelo es totalmente exportable a todos los hospitales.
Por otro lado, cada par tiene su sello en base a su personalidad. El éxito en sus intervenciones irá totalmente ligado a sus conocimientos, a su capacidad de escucha y respeto, y al haber conseguido personalmente en su propio proceso tras adquirir el VIH, que esto ya no sea un aspecto que lo dificulte para ser feliz, pudiendo transmitir esa energía tan valiosa que lo haga un referente para la persona que tiene enfrente.
El respeto total y la paciencia de escucha activa ante la situación de la persona que acude al par, respetando y validando la dificultad que tiene para enfrentarse a su situación, y desde ahí, conseguir que la actitud del par sea la vía de superación de su situación, es lo que va a determinar el cambio y el éxito de sus intervenciones.
El Par es información, es actitud ante la nueva situación que afecta a todos los parámetros de la vida y sobre todo un acompañante en el proceso evolutivo de cada persona. Respeta los tiempos de cada persona, sin juicios y sin prisas, y sobre todo ofrece la esperanza y la referencia de que hasta esto puede ser llegado a verse de otra manera que hace que se crezca enormemente como persona.
Esa transmisión de conocimientos basada en la experiencia es mi aportación a la escuela de Pares y mi objetivo para cada par que pasa por este hospital. Que la integración del programa en el equipo sanitario sea un modelo a exportar y que la manera de cómo me relaciono desde el respeto y el cariño a las personas usuarias pueda llegar a ser una actitud transferible para otros Pares.
Estos valores propios es lo que pretendo transmitir en estos intercambios de la Escuela de Pares.
¿Qué le dirías a otros educadores pares sobre la importancia de participar en iniciativas como la Escuela de Pares y en intercambios de experiencias?
Que es muy necesario tener dentro de esta profesión un referente que te sirva de apoyo y la Escuela de Pares es la manera perfecta de poder llegar a tenerlo.
En la escuela de pares se transmite sobre todo autoestima como par, que cada uno tiene que hacerlo de manera auténtica, siendo él o ella misma, y que desde esa autenticidad podrán trabajar mucho mejor. Y que las ganas, la información y tener un referente propio como maestro a seguir lo hacen todo. Que se impliquen sin sobreimplicarse, ya que el respeto es también validar el momento vital en el que se encuentran las personas usuarias dentro del camino evolutivo de cada una, algo que no tiene que resolver el par y que es necesario que sean ellos y ellas los que atraviesen ese camino simplemente con la esperanza que les proporciona el Par de que se puede conseguir.
¿Te gustaría añadir algo más sobre tu experiencia como mentor o sobre el valor del trabajo de los educadores pares?
Que es una profesión y un programa altamente eficaz para la mejora de la calidad de vida de las personas con VIH, que mejora la atención de los pacientes en los Servicios de Enfermedades Infecciosas de cualquier hospital; y no sólo la atención, sino que apoya el trabajo de todo el personal sanitario, liberando a las consultas de los especialistas de atenciones y gestiones emocionales que no están preparados para atender y que sólo una persona que ha pasado por esa situación y está altamente preparada para ello puede gestionar con éxito. Lo que hace que el equipo de trabajo en la atención a los pacientes de la unidad esté perfectamente preparado para una enfermedad donde los aspectos psicosociales son más preocupantes, para la percepción del paciente, que la propia enfermedad y que estos miedos repercuten directamente en el manejo y autocuidado de la salud de cada uno de ellos.
La intervención de pares implica mayor calidad de vida de las personas usuarias, menos problemas de salud y mayor efectividad de las consultas, mejorando la relación médico paciente y la gestión del gasto sanitario, reduciendo futuros problemas de salud derivados de los problemas psicosociales y mejor retención en cuidados. Una manera quizás diferente de entender la atención sanitaria a las personas con VIH, fácilmente demostrable su eficacia y que integra la mejora de la salud psíquica y física de todos los que acuden al programa.
¿Qué te gustaría ver en el futuro para la Escuela de Pares?
Pues que se consolida una Escuela de Pares que considero muy importante para la mejora de la atención a las personas con VIH en los hospitales de toda España. Lo que facilitaría que el programa llegase a los que lo necesitan.