Manifiesto Pride Positivo 2025: Ante el estigma, somos la respuesta

Hoy, una vez más, nos juntamos en las calles de Madrid, uniendo nuestras fuerzas y nuestras voces. Personas de toda España están aquí, levantando la voz por las más de 150.000 vidas que viven con VIH en nuestro país. Ponemos voz a sus historias, a su silencio, al estigma que aún pesa sobre ellas y a la indiferencia que muchos aún muestran. Pero hoy no solo alzamos la voz contra el estigma; también estamos aquí para celebrar la vida, la diversidad, los avances logrados y la resistencia de un movimiento comunitario que nunca se rinde. Luchamos porque creemos que la salud y la dignidad no deben ser privilegios, sino derechos universales, tal como establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Más de cuarenta años después del inicio de esta pandemia, seguimos enfrentando prejuicios que hieren tanto como el propio virus. La desinformación, el miedo y la discriminación siguen impidiendo que muchas personas accedan al diagnóstico, al tratamiento y al acompañamiento que merecen. El estigma es una barrera invisible, pero real, que debemos derribar juntes.

Denunciamos la censura sufrida en el Metro de Madrid a una campaña de sensibilización frente al estigma del VIH. Nuestras vidas y nuestros cuerpos no se censuran. Negarnos la posibilidad de mostrarnos tal y como somos —de ocupar el espacio público con orgullo, afectos y diversidad— es una expresión más del estigma que todavía pretende reducirnos al silencio. Lo decimos alto y claro: no aceptaremos que se esconda nuestra existencia ni que se limite nuestro derecho a ser visibles.

Quienes vivimos con VIH sabemos que hablar abiertamente implica desnudarnos personal y emocionalmente. Por eso defendemos la necesidad de campañas donde podamos mostrarnos sin etiquetas ni prejuicios; donde la gente nos ponga cara, nos vea bellas, deseables y diversas; y donde dejemos atrás la mirada derrotista que injustamente se sigue asociando a nuestra realidad. Nuestra visibilidad es salud, es dignidad y es una herramienta imprescindible para derribar el estigma.

Hoy exigimos que las políticas de salud pública reconozcan la diversidad de cuerpos, géneros y realidades. Que se escuche a las personas trans, a los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, a las trabajadoras sexuales, a las personas que usan drogas, a las mujeres, a todas las mujeres… a las poblaciones migrantes y a quienes viven en el ámbito rural; a las personas en situación de calle y a las privadas de libertad. ¡Nadie debe quedar fuera de esta conversación ni de la respuesta!

Celebramos la implementación de la PrEP en nuestro sistema de salud, pero no podemos olvidar las barreras estructurales que siguen impidiendo que muchas personas en riesgo de adquirir la infección puedan acceder a ella. El cuidado de la salud sexual no es un privilegio; debemos garantizar el acceso a métodos de prevención sin importar el pasaporte que tengamos o el dinero que llevemos en el bolsillo.

Rechazamos, con toda nuestra fuerza, los recortes que provienen de gobiernos ultraconservadores, como los encabezados por Trump, que amenazan los avances en prevención, acceso a tratamientos e investigación. Cada recorte es un retroceso en la vida de millones de personas. La salud global no puede estar supeditada a intereses políticos o económicos: es un derecho humano que los Estados y las instituciones deben garantizar sin excepción.

Por ello, reclamamos una solidaridad global. Que los Estados respondan ante la falta de financiación actual y garanticen el acceso a tratamientos en los países de bajos ingresos. También exigimos precios justos para la comercialización de nuevos fármacos, tanto preventivos como de tratamiento, que permitan un acceso equitativo. Nuestra salud no es un negocio; estos avances no pueden estar al alcance solo de algunos. Mientras haya una sola persona en el mundo que no pueda acceder a ellos, habremos fracasado como sociedad.

Luchamos por un futuro en el que vivir con VIH no signifique vivir con miedo, culpa o vergüenza. Un futuro donde cada persona tenga acceso a atención integral, tratamientos de calidad, acompañamiento emocional y social, y una vida plena, libre de discriminación.

Este año, reafirmamos nuestra solidaridad con todos los pueblos que sufren vulneraciones de derechos humanos. Desde aquí, extendemos nuestra voz al pueblo palestino, cuya dignidad y vidas están siendo aniquiladas. La defensa de los derechos sexuales, reproductivos y sociales no puede separarse de la lucha por la justicia global y la libertad de los pueblos. Decimos alto y claro que esto es un genocidio y que se debe garantizar la libertad del pueblo palestino, sin coacciones ni paternalismos. ¡Queremos paz, pero una paz justa!

Porque el Pride Positivo le pone voz al estigma y lo derriba. Porque las vidas de las personas con VIH importan. Porque la justicia social siempre derribará las desigualdades que nos someten. Porque ante el estigma, ¡somos la respuesta!

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