En el Día Mundial contra el Cáncer, CESIDA pide mayor investigación sobre las nuevas terapias curativas en población con el VIH donde existe una mayor prevalencia de determinados tumores.
Desde 1996 en España ha habido un progresivo declive de los diagnósticos de sida, muy pocas son las personas en nuestro país que fallecen por esta causa. El tratamiento antirretroviral ha permitido mejorar la calidad y esperanza de vida de las personas con el VIH para que no lleguen a tener el sistema inmunodeprimido y no manifiesten las enfermedades definitorias del sida. No obstante, esta mayor supervivencia de la población con el VIH ha traído consigo un envejecimiento prematuro con respecto al resto de la población lo que supone la aparición precoz de otras enfermedades asociadas con la edad, entre las cuales el cáncer es de las que tienen mayor incidencia.
El estudio realizado por la Cohorte Española de la Red de Investigación (CoRIS) en un amplio periodo de tiempo (2004-2015) muestra que el riesgo de sufrir ciertos tumores es más alto que el del resto de la población y que en el caso de los varones infectados por el VIH se duplica. Durante el periodo estudiado, se ha observado que la incidencia global de tumores asociados al sida entre las personas con el VIH ha disminuido de forma importante. Sin embargo, se ha incrementado la incidencia de tumores no asociados a sida, como, por ejemplo, el cáncer anal en hombres con el VIH o el linfoma de Hodgkin cuyo riesgo es mayor en la población con el VIH que en la población general. Si las tendencias observadas en la epidemiología del cáncer en personas con el VIH se mantienen, se espera que el cáncer de prostata y el de pulmón sean los más frecuentes en los próximos años en esta población.
“Actualmente hay una exclusión de las personas con el VIH en la investigación de las nuevas terapias frente al cáncer y, en consecuencia, hay un retraso en el acceso de estos tratamientos para esta población en la que la prevalencia de tumores es más alta”, explica Ramón Espacio, presidente de CESIDA. A pesar de la alta incidencia del cáncer en personas con el VIH, a los pacientes con el VIH se les tiende a excluir de los ensayos clínicos de los nuevos tratamientos para el cáncer debido a la preocupación de que las nuevas terapias podrían resultar poco seguras para ellos. Como consecuencia de esta exclusión, no se dispone de datos procedentes de ensayos clínicos sobre el uso de estos tratamientos en personas con VIH y cáncer.
Este tema adquiere especial relevancia en el caso de las inmunoterapias, una nueva y prometedora clase de medicamentos frente al cáncer. Determinadas inmunoterapias han sido aprobadas para tratar cánceres cuyo riesgo va en aumento en personas con VIH. Sin embargo, como consecuencia de la ausencia de datos, los especialistas desconocen si su uso es seguro y eficaz en personas con VIH.
“Es importante investigar los tratamientos de cáncer en personas con VIH para que los profesionales sanitarios puedan basar su prescripción sobre datos sólidos de eficacia y seguridad provenientes de la investigación clínica”, enfatiza Ramón Espacio desde CESIDA.
Existe la preocupación de que que la infección por el VIH podría impactar sobre la seguridad y la eficacia de las inmunoterapias frente al cáncer dado que el VIH debilita el sistema inmunitario, especialmente si la infección por el VIH no está bien controlada. Otro motivo de preocupación añadido es que los medicamentos frente al VIH podrían tener interacciones con los tratamientos frente al cáncer lo que podría causar más efectos adversos en estos pacientes.
Sin embargo, no existen evidencias científicas sólidas que sustenten estas preocupaciones. En la actualidad, una gran mayoría de pacientes con el VIH mantienen la infección por el VIH bajo control gracias al tratamiento antirretroviral por lo que tener infección por el VIH no debería ser un motivo de exclusión absoluta para participar en un ensayo clínico.
CESIDA, en representación de las organizaciones del ámbito del VIH/sida, piden a los laboratorios farmacéuticos, y a las agencias reguladoras de medicamentos incluir a estos pacientes en los estudios clínicos de los nuevos tratamientos frente al cáncer para mejorar el acceso precoz y el manejo clínico de esta enfermedad cada vez más frecuente en personas con el VIH.