La directora del Plan Nacional sobre el Sida, Julia del Amo, valora «de forma muy positiva la implementación que se ha realizado en todas las comunidades» aunque admite que «el número de centros designados ha sido muy variable»: en Madrid solo hay uno, con listas de espera de hasta seis meses.
El lunes 31 de octubre se cumplieron dos años de la implantación de la PrEP en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud (SNS). La pastilla que evita la transmisión de VIH se convirtió desde ese momento en un derecho para la población de riesgo, aquella que cumplía una serie de requisitos marcados por Sanidad. En 2019, las entidades que trabajan en prevención calculaban que podrían beneficiarse de esta medida unas 17.000 personas. 24 meses y una pandemia de por medio después, han accedido a este tratamiento 8.951, según los datos del ministerio.
Cuando se introduce una nueva prestación en el SNS, las comunidades autónomas son las responsables de implementarla. Esto ha provocado que la pastilla de profilaxis preexposición o PrEP, una tratamiento que evita la infección por VIH entre personas que mantienen relaciones sexuales sin preservativo, haya llegado de forma desigual a los territorios. «Desde el Plan Nacional sobre el Sida (PNS) se valora de forma muy positiva la implementación que se ha realizado en todas las comunidades y ciudades autónomas. Sin embargo, la fecha y el número de centros designados ha sido muy variable», señala la directora del Plan, Julia del Amo.
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