La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. No se trata solo de no tener enfermedades o disfunciones, sino de poder vivir la sexualidad de forma positiva, respetuosa y libre: con experiencias placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia.
La sexualidad, además, abarca muchos aspectos: el sexo, las identidades y roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción o la orientación sexual. Cada persona la vive y expresa de forma distinta, a través de pensamientos, deseos, creencias, valores, prácticas y relaciones. Todo ello está influido por factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, culturales y políticos.
Factores que influyen en una salud sexual adecuada
Para disfrutar de un nivel adecuado de salud sexual, es necesario atender distintas dimensiones que van más allá del plano físico:
Salud física: implica acceso a información y servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento de infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH, así como anticoncepción y control reproductivo.
Salud afectiva: se relaciona con el deseo, el consentimiento, la comunicación, el respeto mutuo y la honestidad. También requiere cuestionar mitos y dinámicas sociales que afectan a las relaciones, como el amor romántico, la hipersexualización o la deseabilidad de ciertos cuerpos.
Salud sociopolítica: depende de las normas e imaginarios sociales que marcan cómo se vive la sexualidad. Aspectos como el género, la clase social, la etnia, la orientación sexual, la diversidad funcional o el hecho de vivir con el VIH influyen en la forma en que cada persona puede disfrutar de su sexualidad.
Además, la salud sexual está directamente vinculada a los derechos humanos. Para alcanzarla, deben garantizarse derechos como la igualdad y no discriminación, la privacidad, la libertad sexual, el acceso a la información y la educación, o la posibilidad de decidir libremente sobre la maternidad o paternidad.
Cuidar la salud sexual también es hacerse la prueba
Conocer nuestro estado serológico es una parte esencial del autocuidado y la salud sexual. Programas como Hazte la prueba ofrecen información y recursos sobre el diagnóstico precoz del VIH, un paso fundamental para cuidar de nuestra salud y la de los demás. La prevención, el respeto y el acceso a la información siguen siendo las mejores herramientas para disfrutar de una sexualidad libre y saludable.


