En las fiestas conocidas como «slamming», que pueden durar de 8 horas a tres días, prevalecen el sexo sin protección y el abuso de estimulantes.
El principal temor del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) es que esta nueva pauta de consumo de drogas y sexo desencadene un rebrote de infecciones de VIH, como el ocurrido en los años 80 y 90 por el uso desmedido de jeringas contaminadas entre los usuarios de heroína.
«En algunas grandes ciudades europeas nos preocupa la administración por vía parenteral de estimulantes en fiestas de sexo entre pequeños grupos de hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres», dijo Jane Mounteney, investigadora del OEDT.
Andrew Cunningham, analista científico del OEDT, comentó que el fenómeno fue identificado por autoridades sanitarias por vez primera en Londres y París a finales de 2010 y principios de 2011.
Desde entonces el «slamming» también se ha presentado en otras ciudades de Francia, como Lyon, Rennes y Angers, así como de Holanda, concretamente en Amsterdam.
«A la fecha, en Europa esta nueva práctica se ha documentado principalmente en restringidos grupos de gay hombres de Londres y algunas ciudades de Francia, pero existe la posibilidad de que se convierta en una práctica más generalizada debido a la gran movilidad de ésta población», indicó Mounteney.
Las fiestas «slamming» (un eufemismo inglés de inyectarse) son convocadas en redes sociales como Grindr y Bareback Real Time, y suelen celebrarse en mansiones suburbanas, saunas, edificios abandonados, graneros y bodegas transformadas en improvisadas discotecas de música electrónica.
Las drogas preferidas en este circuito son las metanfetaminas y catinonas sintéticas como la mefedrona y la pentedrona, nuevos estimulantes que compiten con la anfetamina. La aplicación es por vía intravenosa y en combinación con viagra.
Si bien tienen lugar a puerta cerrada, estas fiestas no son exclusivas, siempre y cuando estés interesado en el sexo y tengas «pila» para aguantar la fiesta durante días.
«Las fiestas pueden durar desde ocho horas hasta tres días, con la frecuente participación en prácticas sexuales de riesgo, como intercambiar constantemente de pareja y no usar condones. Esto eleva el riesgo de contraer virus transmitidos por vía consanguínea», aseveró Mounteney.
La experta en nuevas tendencias sobre consumo de estupefacientes afirma que, debido a su clandestinidad y su carácter contemporáneo, la información científica es limitada, pero esta nueva conducta de riesgo contiene todos los elementos para convertirse en una amenaza para la salud pública.
Podría, entonces, revertir la tendencia a la baja en los casos diagnosticados de VIH relacionados al consumo de drogas. De acuerdo con el OEDT, la Unión Europea registró 1.458 nuevos casos en 2013, en comparación con más de 2.500 en 2004.
La baja está asociada a la pérdida de popularidad de la heroína. El número de nuevos consumidores de «la reina de las drogas» se ha reducido a menos de la mitad, desde el máximo de 59.000 en 2007 a 23.000 en 2013.
Otro elemento que explica la tendencia descendiente de transmisión de VIH por uso de drogas es la expansión de tratamientos dirigidos al manejo de la salud de los grupos de consumidores de opioides y de los programas de reparto gratuito de jeringas.
Entre 2007 y 2013, el número de jeringas distribuidas a través de programas especializados aumentó de 43 millones a 49 millones en 24 países europeos.
«Esta nueva dinámica (del ‘slamming’) se opone a la tendencia generalizada en Europa en el consumo de drogas por vía parenteral, que va en disminución en la mayoría de las poblaciones gracias a importantes intervenciones destinadas a prevenir, tratar y reducir los daños relacionados al uso de jeringas», recalcó Mounteney.
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