ONUSIDA demuestra que defender los derechos humanos es vital para poner fin a la pandemia del sida

  • Oliver Marcos, secretario general de Cesida, participa en la presentación del informe de ONUSIDA en Ginebra
  • Si los derechos humanos ocupan un lugar central y las comunidades toman la iniciativa, el mundo puede acabar con el SIDA como amenaza para la salud pública en 2030.

En vísperas del Día Mundial del Sida (1 de diciembre), Oliver Marcos, secretario general de Cesida, participó en la presentación del nuevo informe de ONUSIDA. El documento muestra que el mundo puede alcanzar el objetivo acordado de poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030, pero solo si los líderes y lideresas protegen los derechos humanos de todas las personas que viven con el VIH o están en riesgo de contraerlo. El mensaje del informe se resume en su título: “Tomemos el camino correcto para poner fin al sida”.

Marcos destacó que, aunque se han logrado grandes avances médicos en la lucha contra el VIH, la discriminación y la criminalización siguen siendo barreras críticas. Señaló que en muchos países las leyes restrictivas obstaculizan el acceso a los servicios de salud, afectando especialmente a mujeres, migrantes, personas con VIH y comunidades LGTB.

“A pesar de los enormes avances logrados en la respuesta al VIH, las violaciones de los derechos humanos siguen impidiendo que el mundo acabe con el sida”, afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

“Cuando a las niñas se les niega la educación; cuando la violencia de género queda impune; cuando se puede detener a las personas por ser quienes son o por amar a quienes aman; cuando una visita a los servicios de salud es peligrosa para las personas debido a la comunidad a la que pertenecen, el resultado es que se les impide a las personas acceder a servicios relacionados con el VIH que son esenciales para salvar sus vidas y poner fin a la pandemia del sida. Para proteger la salud de todos, debemos proteger los derechos de todos”

De los 39,9 millones de personas que viven con el VIH, 9,3 millones aún no tienen acceso a tratamientos que les salven la vida. El año pasado, 630.000 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida y 1,3 millones de personas en todo el mundo contrajeron el VIH. En al menos 28 países, el número de nuevas infecciones por el VIH está aumentando. Para frenar la trayectoria de la pandemia, es imperativo que todos los que los necesitan puedan acceder sin temor a los programas que salvan vidas.

En 2023, cada día 570 mujeres jóvenes y niñas de entre 15 y 24 años contrajeron el VIH. En al menos 22 países de África oriental y meridional, las mujeres y niñas de este grupo de edad tienen tres veces más probabilidades de vivir con el VIH que sus pares masculinos.

La criminalización y la estigmatización de las comunidades marginadas están obstaculizando el acceso a servicios de VIH que salvan vidas. En la Declaración Política de 2021 para poner fin al VIH/SIDA , los países se comprometieron a garantizar que para 2025 menos del 10% de los países tengan marcos jurídicos y de políticas restrictivos que conduzcan a la negación o limitación del acceso a los servicios de VIH. Sin embargo, en 2023, 63 países todavía penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. Estas leyes están obstaculizando la respuesta al VIH: entre los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, la prevalencia del VIH es cinco veces mayor en los países que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo que en los que no lo hacen.

“Las leyes y políticas punitivas impiden que las personas vulnerables reciban la ayuda que necesitan para prevenir, detectar y tratar el VIH”, afirmó Axel Bautista, director de participación comunitaria de MPact Global Action for Gay Men’s Health & Rights. “En lugar de castigar a las comunidades marginadas, los gobiernos deben defender sus derechos humanos”.

Marcos, también subrayó la importancia de colocar a Cesida en el mapa internacional y de fortalecer la cooperación global para combatir el estigma y garantizar el acceso universal al diagnóstico precoz y los tratamientos necesarios. “El fin de la epidemia del sida pasa por proteger los derechos humanos de todas las personas y asegurar que nadie quede atrás”.

«Lo que me llevo de esta experiencia es una visión mucho más global sobre el VIH en el mundo. He podido conocer la realidad en otros contextos, como en países empobrecidos, en el sur global, o en lugares donde la influencia de la religión es mucho más fuerte. Reflexionar sobre cómo podemos coordinar esfuerzos con otros países es clave, así como visibilizar el trabajo de Cesida y el tipo de activismo que realizamos.» concluye Oliver Marcos.

La ciencia sigue innovando contra el sida. Los medicamentos de acción prolongada que sólo necesitan inyectarse unas pocas veces al año podrían inclinar la balanza, pero sólo si se adopta un enfoque de derechos humanos para compartir la tecnología a fin de reducir los precios y permitir la producción en todas partes del mundo.

“Conocemos el camino para construir una sociedad en la que todos podamos prosperar”, afirmó Jeanne Gapiya-Niyonzima, fundadora de ANSS y la primera persona de Burundi en anunciar públicamente que vivía con VIH. “Si el mundo quiere acabar con el sida como amenaza para la salud pública, debe proteger los derechos de todas las personas”.

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Fuente: ONUSIDA |

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