MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
Los programas financiados por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria han conseguido facilitar tratamiento antirretroviral a 17,5 millones de personas, optimizado los regímenes de tratamiento del VIH y ayudado a dirigir los servicios a las poblaciones que más los necesitan, según se desprende de un informe elaborado por el organismo y que se ha presentado este miércoles en París (Francia).
Asimismo, las asignaciones destinadas a la prevención entre las poblaciones más vulnerables crecieron casi un 30 por ciento entre los años 2017 y 2019. Estas asignaciones han sido para asociaciones que representan a comunidades, centros educativos, instituciones que velan por el orden público, el sector privado, profesionales sanitarios, planificadores del sistema de salud pública y asociados técnicos.
En concreto, el Fondo Mundial ha asignado unos 90 millones de euros (105 millones de dólares) de los aproximadamente 172 millones de euros (200 millones de dólares) de fondos catalizadores a la prevención como, por ejemplo, los fondos de contraparte. El objetivo, según explica el organismo en el informe, es sacar el «máximo partido» al aumento de las inversiones en los programas dirigidos a las poblaciones clave, mujeres y adolescentes.
Respecto a la lucha contra la tuberculosis, enfermedad que cada año causa 1,7 millones de muerte y que se espera que la cifra ascienda hasta los 2,6 millones en 2050, el Fondo Mundial ha invertido unos 98 millones de euros (115 millones de dólares) en 13 países, los cuales representan el 75 por ciento de los casos de enfermedad no detectados en todo el mundo, para diagnosticar 1,5 millones de casos más de cara al año 2019.
«Se están realizando grandes inversiones para difundir las tecnologías de diagnóstico molecular, que consiguen resultados más rápidos y precisos, incluso para la tuberculosis farmacorresistente», han destacado en el informe, donde, además, recuerdan que están trabajando para asegurar que las fuentes nacionales e internacionales aporten «más recursos», conseguir un compromiso político de «alto nivel», garantizar que se invierta en investigación y desarrollo, y reducir los «obstáculos» que se presentan en los servicios.
RESPUESTA A LA MALARIA
Del mismo modo, como principal fuente de financiación en la respuesta a la malaria, patología cuya presencia se ha reducido un 60 por ciento desde el año 2000, pero que en los últimos años ha experimentado un repunte (5 millones más de casos de malaria en 2016 que en 2015), del informe se desprende que el Fondo Mundial está financiando tanto proyectos piloto como iniciativas para generar datos que ayuden a definir el mercado de control de vectores y la adopción generalizada de nuevas herramientas a un precio menor.
Concretamente, entre las inversiones se incluyen unos 30 millones de euros (35 millones de dólares) para probar nuevos mosquiteros en África; y unos 5 millones de euros (6 millones de dólares) a la Iniciativa Regional de Eliminación de la Malaria en América Latina.
«Crear sistemas para la salud resistentes y sostenibles es un pilar estratégico del Fondo Mundial, que destina el 27 por ciento de sus inversiones a prestar asistencia a los países en diversas áreas, entre otras: mejorar las cadenas de adquisiciones y suministros, fortalecer los sistemas y el uso de datos, formar a profesionales sanitarios cualificados, crear respuestas y sistemas comunitarios más sólidos, y promover una prestación de servicios más integrada para que las personas reciban una atención integral a lo largo de sus vidas», ha informado el organismo en el informe.
Ahora bien, el Fondo Mundial ha avisado de que para conseguir una cobertura sanitaria universal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible se necesita un enfoque integrado en el que participen «múltiples asociados». No obstante, a su juicio, sólo se conseguirá acabar con las epidemias con sistemas sanitarios sostenibles que estén financiados «íntegramente» por los propios países.
«La política de cofinamiento del Fondo Mundial ha alentado a los países a comprometer mayores recursos nacionales para la salud. Los datos sobre las inversiones nacionales basadas en las solicitudes de financiamiento aprobadas en abril de 2018 para ciclo de financiamiento 2018-2020 muestran un incremento de más del 40 por ciento en comparación con 2015-2017», han zanjado los expertos en el informe.
Con todo ello, el presidente de los Amigos del Fondo Mundial Europa, Laurent Vigier, ha recordado que, como desde hace 20 años, la comunidad internacional debe movilizarse «de nuevo» y ponerse de acuerdo para reaccionar al contexto epidémico actual y, así, construir un nuevo multilateralismo.
«Todavía hay tiempo para reencontrar el camino y así mantener el compromiso que hemos tomado de aquí a 2030. Tenemos sin duda que incrementar nuestros esfuerzos financieros, pero tenemos que cuestionarnos también sobre nuestros enfoques, e innovar para hacer mejor, con más impacto, y más rápidamente. Necesitamos renovarnos para poner fin a estas tres pandemias y hacer del Fondo mundial el brazo fuerte de nuestra acción multilateral y de nuestros progresos en salud global», ha zanjado.
En concreto, el Fondo Mundial ha asignado unos 90 millones de euros (105 millones de dólares) de los aproximadamente 172 millones de euros (200 millones de dólares) de fondos catalizadores a la prevención como, por ejemplo, los fondos de contraparte. El objetivo, según explica el organismo en el informe, es sacar el «máximo partido» al aumento de las inversiones en los programas dirigidos a las poblaciones clave, mujeres y adolescentes.
Respecto a la lucha contra la tuberculosis, enfermedad que cada año causa 1,7 millones de muerte y que se espera que la cifra ascienda hasta los 2,6 millones en 2050, el Fondo Mundial ha invertido unos 98 millones de euros (115 millones de dólares) en 13 países, los cuales representan el 75 por ciento de los casos de enfermedad no detectados en todo el mundo, para diagnosticar 1,5 millones de casos más de cara al año 2019.
«Se están realizando grandes inversiones para difundir las tecnologías de diagnóstico molecular, que consiguen resultados más rápidos y precisos, incluso para la tuberculosis farmacorresistente», han destacado en el informe, donde, además, recuerdan que están trabajando para asegurar que las fuentes nacionales e internacionales aporten «más recursos», conseguir un compromiso político de «alto nivel», garantizar que se invierta en investigación y desarrollo, y reducir los «obstáculos» que se presentan en los servicios.
RESPUESTA A LA MALARIA
Del mismo modo, como principal fuente de financiación en la respuesta a la malaria, patología cuya presencia se ha reducido un 60 por ciento desde el año 2000, pero que en los últimos años ha experimentado un repunte (5 millones más de casos de malaria en 2016 que en 2015), del informe se desprende que el Fondo Mundial está financiando tanto proyectos piloto como iniciativas para generar datos que ayuden a definir el mercado de control de vectores y la adopción generalizada de nuevas herramientas a un precio menor.
Concretamente, entre las inversiones se incluyen unos 30 millones de euros (35 millones de dólares) para probar nuevos mosquiteros en África; y unos 5 millones de euros (6 millones de dólares) a la Iniciativa Regional de Eliminación de la Malaria en América Latina.
«Crear sistemas para la salud resistentes y sostenibles es un pilar estratégico del Fondo Mundial, que destina el 27 por ciento de sus inversiones a prestar asistencia a los países en diversas áreas, entre otras: mejorar las cadenas de adquisiciones y suministros, fortalecer los sistemas y el uso de datos, formar a profesionales sanitarios cualificados, crear respuestas y sistemas comunitarios más sólidos, y promover una prestación de servicios más integrada para que las personas reciban una atención integral a lo largo de sus vidas», ha informado el organismo en el informe.
Ahora bien, el Fondo Mundial ha avisado de que para conseguir una cobertura sanitaria universal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible se necesita un enfoque integrado en el que participen «múltiples asociados». No obstante, a su juicio, sólo se conseguirá acabar con las epidemias con sistemas sanitarios sostenibles que estén financiados «íntegramente» por los propios países.
«La política de cofinamiento del Fondo Mundial ha alentado a los países a comprometer mayores recursos nacionales para la salud. Los datos sobre las inversiones nacionales basadas en las solicitudes de financiamiento aprobadas en abril de 2018 para ciclo de financiamiento 2018-2020 muestran un incremento de más del 40 por ciento en comparación con 2015-2017», han zanjado los expertos en el informe.
Con todo ello, el presidente de los Amigos del Fondo Mundial Europa, Laurent Vigier, ha recordado que, como desde hace 20 años, la comunidad internacional debe movilizarse «de nuevo» y ponerse de acuerdo para reaccionar al contexto epidémico actual y, así, construir un nuevo multilateralismo.
«Todavía hay tiempo para reencontrar el camino y así mantener el compromiso que hemos tomado de aquí a 2030. Tenemos sin duda que incrementar nuestros esfuerzos financieros, pero tenemos que cuestionarnos también sobre nuestros enfoques, e innovar para hacer mejor, con más impacto, y más rápidamente. Necesitamos renovarnos para poner fin a estas tres pandemias y hacer del Fondo mundial el brazo fuerte de nuestra acción multilateral y de nuestros progresos en salud global», ha zanjado.