Las diferencias biológicas, sociales y culturales hacen que estén en desventaja. Tanto es así que las mujeres se diagnostican en España más tarde que los hombres y en peor situación.
Conforme han llegado los avances y se ha cronificado el virus, los esfuerzos se centran en la calidad de vida de las personas con VIH. Pero esta atención requiere de cierta personalización. No es lo mismo atender a personas que tienen el virus desde los primeros años de la pandemia que a jóvenes que lo han adquirido ahora. Tampoco es lo mismo ser migrante que haber nacido en España. Y, por supuesto, el abordaje del VIH tiene perspectiva de género.
Existen factores diferenciales en las mujeres con VIH que las hacen estar en desventaja. Por ejemplo, representaciones sociales y culturales construidas alrededor del cuerpo, la sexualidad y la capacidad reproductiva. Tanto es así que en España hay más diagnóstico tardío y en peor situación en mujeres que en hombres.
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