¿Cuál es la próxima gran apuesta de la medicina para atacar el VIH? ¿Es posible apuntar a una cura actualmente? La realidad es que la eliminación de la enfermedad va más allá de tener una cura definitiva. La solución definitiva incluye cuatro pilares, según los expertos: prevención, diagnóstico, respuesta rápida y tratamiento. Sin olvidar la calidad de vida.
Las respuestas que la medicina ha dado hasta la fecha a los pacientes de VIH han demostrado la rapidez de la innovación, la ciencia y la tecnología. En apenas treinta años, el virus ha pasado de ser mortal a tener una condición crónica y manejable. En 1981, por ejemplo, la mayor preocupación con respecto a los pacientes era evitar su muerte. En 1996, la inquietud más importante tenía que ver con la seguridad y la toxicidad de los nuevos antirretrovirales, que cambiaron totalmente el panorama. Para 2001, el VIH estaba cronificado y el foco estaba puesto en reducir los efectos adversos de los medicamentos. Ya en 2016, el mayor interés era el envejecimiento de los pacientes, dado que su esperanza de vida es similar a la de las personas que no viven con el virus.
Hoy, la medicina ha virado la mirada hacia la búsqueda de tratamientos integrales para pacientes que tengan en cuenta a las personas de tercera edad o aquellas con comorbilidades. Es decir, una mirada holística en la que el paciente es el centro. Y, a la vez, quienes toman las decisiones y la misma sociedad están articulando las respuestas científicas a través de la búsqueda de una sociedad más tolerante, menos discriminatoria y más abierta a la conversación alrededor de virus.
A raíz de la crisis por el coronavirus, y desde el punto de vista científico, se ha dado un nuevo impulso a la búsqueda de soluciones para combatir el VIH. Jesús Troya, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Infanta Leonor (Madrid), cree que “estamos más cerca de encontrar la llave que abra la cerradura”. “Conocemos mejor el virus y sus mecanismos moleculares. La terapia génica posiblemente jugará un papel fundamental a futuro, en ese sentido. En mi opinión, estamos más cerca que lejos de conseguir una cura. Posiblemente, en un principio será funcional, para después ser terapéutica”, añade.
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