La figura del educador par transforma la atención en VIH: más allá de lo médico, un apoyo humano y emocional.
Darwin, de 35 años, es educador par en el contexto de la atención a personas que viven con VIH. Su camino hacia este rol comenzó cuando identificó la necesidad urgente de brindar apoyo y orientación en su comunidad. Al ser también una persona que vive con VIH, Darwin ha experimentado de manera personal las barreras y desafíos que enfrentan muchas personas, como el acceso limitado a una atención médica adecuada y el impacto del estigma social. Esta experiencia despertó en él el deseo de hacer una diferencia, lo que lo llevó a capacitarse para convertirse en educador par.
A lo largo de este proceso, Darwin ha adquirido conocimientos sobre salud, prevención y manejo del VIH, y ha aprendido el valor de ofrecer apoyo emocional y práctico a quienes enfrentan situaciones similares. Lo que lo motiva cada día es su constante proceso de aprendizaje; cada persona a la que acompaña le enseña algo nuevo sobre resiliencia, empatía y las diversas realidades de vivir con VIH.
Su enfoque va más allá de lo educativo, ya que es profundamente humano. Darwin comprende la importancia de crear un espacio seguro donde las personas no solo reciban información, sino que también se sientan comprendidas y empoderadas. Está comprometido a seguir aprendiendo, compartiendo y creciendo junto a las personas a las que acompaña en este camino.
¿Por qué una persona par tiene una labor tan importante? ¿De qué manera el apoyo de pares contribuye a mejorar la adherencia al tratamiento y el bienestar emocional de las personas que viven con VIH?
Una persona par tiene una labor crucial porque ofrecemos un tipo de apoyo único. Como alguien que ha vivido o vive las mismas experiencias, un par puede conectar de manera más profunda con quienes atraviesan el mismo proceso. Esto crea un vínculo de confianza que facilita la comunicación y el entendimiento. A través de nuestra propia vivencia podemos compartir conocimientos y estrategias desde una perspectiva práctica, realista y empática, algo que a veces no se encuentra en otros profesionales de salud.
Además, el apoyo de pares es clave para mejorar la adherencia al tratamiento en personas que viven con VIH, ya que se genera un entorno de confianza y seguridad donde las personas se sienten comprendidas y menos solas. Este acompañamiento cercano ayuda a que las personas puedan resolver dudas, enfrentar el estigma y la discriminación, y superar barreras emocionales o sociales que puedan interferir con su compromiso con el tratamiento. Además, podemos identificar señales de desmotivación o frustración a tiempo y ofrecer apoyo personalizado, motivando y recordando la importancia de seguir el tratamiento.
Por otro lado, el bienestar emocional también se ve enormemente favorecido gracias a los pares. Vivir con VIH puede generar sentimientos de aislamiento, miedo o vergüenza, y un par puede ser un modelo de resiliencia y aceptación, demostrando que es posible vivir de manera plena y saludable.
La cercanía y empatía que ofrecemos los educadores pares puede aliviar la carga emocional, permitiendo que las personas se sientan comprendidas, acompañadas y, lo más importante, empoderadas para tomar decisiones positivas sobre su salud.
¿Cómo ha sido tu experiencia participando en el intercambio con Víctor? ¿Qué es lo más significativo que has aprendido?
Mi experiencia participando en el intercambio con Víctor ha sido profundamente enriquecedora, llena de aprendizajes que han marcado mi formación. Víctor, como experto en atención entre iguales, me ha enseñado no solo sobre el counseling y la escucha activa, sino también sobre la importancia de ser auténtico en todo momento. He aprendido cómo validar las emociones y generar un entorno de confianza, lo cual es fundamental en este tipo de atención.
Además, su enfoque ha resaltado la importancia de la formación entre iguales como una herramienta poderosa para empoderar a las personas y fomentar el aprendizaje colectivo. Hemos trabajado cómo crear un espacio donde todas las voces se sientan escuchadas y validadas, y cómo el intercambio de experiencias puede ser una forma de apoyo mutuo. También, hemos explorado estrategias prácticas para resolver problemas y gestionar situaciones complejas, lo que refuerza la capacidad de acompañar a otros de manera efectiva y respetuosa.
¿Qué te gustaría ver implementado en tu hospital o entidad después de este intercambio?
La integración del educador par dentro del equipo médico-sanitario es esencial, especialmente en el contexto del VIH, donde el acompañamiento y apoyo emocional son tan cruciales como el tratamiento médico. Nuestra presencia como pares, es decir, personas que han vivido o que comprenden en profundidad la experiencia de vivir con VIH, aporta una dimensión humana que complementa la atención sanitaria.
No solo ofrecemos un espacio seguro donde las personas usuarias de los servicios pueden sentirse comprendidas sin ser juzgadas, sino que también ayudamos a mitigar el estigma que aún rodea a esta condición de salud.
Al estar integradas en la unidad de atención de infecciosas, las personas pares podemos acompañar a quienes utilizan los servicios desde el primer momento, ofreciendo apoyo emocional, orientación en la toma de decisiones sobre su salud y, sobre todo, facilitando un diálogo abierto que muchas veces es difícil de entablar en un entorno puramente clínico. Esto refuerza la confianza y la adherencia al tratamiento, lo que a largo plazo mejora los resultados de salud.
La figura del par también actúa como un puente entre las personas usuarias y el equipo médico-sanitario, facilitando la comunicación y la comprensión mutua. Sabemos que el impacto del VIH no es solo físico, sino también psicológico y social, y los pares podemos identificar necesidades que tal vez no son evidentes en una consulta médica tradicional. Esta mirada holística es crucial para ofrecer una atención verdaderamente integral.
Mi objetivo es ver esta integración implementada en todos los hospitales de Aragón, porque considero que este enfoque no solo mejora la experiencia de las personas usuarias, sino que fortalece todo el sistema de atención. Tener a una persona par como parte del equipo médico-sanitario enriquece el trabajo de todas las personas involucradas, y refuerza un modelo de atención más empático y efectivo.
¿Qué le dirías a otros educadores pares sobre la importancia de participar en iniciativas como La Escuela de Pares y en intercambios de experiencias?
A otros educadores pares les diría que participar en iniciativas como La Escuela de Pares y en intercambios es crucial para nuestro desarrollo tanto profesional como personal. Estas experiencias nos brindan la oportunidad de profundizar en herramientas clave, como el counseling, la escucha activa, la validación de emociones y la resolución de problemas, todo ello en contextos reales y prácticos. Además, nos permiten aprender de otras personas pares, con quienes compartimos desafíos similares, fomentando una red sólida de apoyo y colaboración mutua.
Estos espacios no solo fortalecen nuestras habilidades, sino que nos preparan para desempeñar nuestro rol más efectivo. Nos ayudan a construir entornos de confianza y empatía con las personas usuarias, lo que resulta esencial para proporcionar una atención más humana e integral.
Para terminar, ¿te gustaría añadir algo más sobre tu experiencia en La Escuela de Pares o sobre el impacto que los educadores pares tienen en la vida de las personas con VIH?
Me gustaría destacar que mi experiencia en La Escuela de Pares ha sido profundamente transformadora. No solo he adquirido nuevas herramientas y conocimientos, sino que también he podido conectar con otros educadores pares, lo que ha reforzado mi convicción de que nuestra labor es esencial en la atención de las personas con VIH. Los educadores pares desempeñamos un rol fundamental, ya que somos capaces de ofrecer una comprensión auténtica y cercana que muchas veces solo puede surgir desde la experiencia compartida.
Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a Cesida por hacer posible esta experiencia, que ha sido clave para mi crecimiento como educador par. Iniciativas como esta son vitales para fortalecer nuestro papel en el sistema de salud y mejorar la atención que ofrecemos. Es por eso que considero crucial que el rol de los pares esté plenamente integrado en el sistema de atención sanitaria, y mi objetivo es ver esto implementado en todos los hospitales de Aragón. Nuestra labor no solo complementa la atención médica, sino que también mejora la calidad de vida de las personas con VIH, ayudándolas a sentirse acompañadas y comprendidas en su proceso.