Carmen Martín nos habla del estigma, la violencia y desigualdad: los retos que enfrentan las mujeres con VIH

Las mujeres con VIH hemos sido demasiado tiempo invisibles, y el género ha marcado el impacto del estigma y nos ha situado frente a grandes desafíos.

El diagnóstico. Las mujeres somos diagnosticadas más tarde y en peor estado de salud. En 2023, el número de mujeres diagnosticadas con VIH aumentó en comparación con años anteriores.

En los nuevos diagnósticos de VIH, aproximadamente 1 de cada 6 corresponde a mujeres. Esto significa que las mujeres representan aproximadamente el 16,67% de los nuevos diagnósticos (1/6 = 16,67%). Sin embargo, en cuanto a los fallecimientos por sida en 2021, las mujeres representan aproximadamente el 23,20% de los fallecimientos (71 de 306), según los datos del INE.

Esto indica que, aunque las mujeres representan un porcentaje menor de los nuevos diagnósticos (16,67%), una proporción mayor de los fallecimientos (23,20%) corresponde a mujeres. Este aumento en el porcentaje de fallecimientos puede sugerir que las mujeres diagnosticadas con VIH están enfrentando más dificultades en el acceso al tratamiento o en la gestión de la enfermedad, lo que resulta en una mayor mortalidad relativa.

Sabemos que las mujeres tenemos un acceso desigual a los servicios de prevención del VIH, como la profilaxis preexposición (PrEP). Las mujeres jóvenes y las mujeres que se identifican como parte de la comunidad LGBTQ+ tienen un mayor riesgo de infección por VIH y, sin embargo, más dificultades de acceso. Este abordaje es un gran desafío.

Un ejemplo: la prevalencia del VIH en mujeres cisgénero heterosexuales es aproximadamente del 0,3% de la población general. En las mujeres trans es significativamente más alta, con una prevalencia del 19,1%. Quizás dejar de ser invisibles pueda contribuir a abordar esta realidad, supongo.

La salud mental. Hay estudios que indican una alta incidencia de problemas de salud mental. Incluso, el 82% de las mujeres que viven con VIH informan de síntomas de depresión o tienen un riesgo 3,5 veces mayor de desarrollar problemas de salud mental después del diagnóstico. Un 78% de las mujeres experimenta ansiedad y sentimientos de rechazo.

El estigma y el rechazo social son factores significativos que afectan la salud mental de las mujeres con VIH. Los problemas de salud mental pueden afectar negativamente y dificultar la adherencia al tratamiento, así como perjudicar su salud en general y, por supuesto, la capacidad de las mujeres para disfrutar de su derecho a la salud sexual y reproductiva.

La salud sexual y reproductiva. Según los datos más recientes de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del VIH y el sida en España, aproximadamente el 90% de los nuevos diagnósticos de VIH en mujeres se deben a la transmisión sexual. Aquí el desafío también es mayúsculo. Ese diagnóstico por transmisión sexual, en demasiados casos, impone una negación a mantener relaciones sexuales, marca la ausencia de deseo y afecta la capacidad de mantener relaciones íntimas satisfactorias.

Cuando este desafío se supera, el estigma puede influir en el deseo de embarazo de las mujeres con VIH, ya que pueden temer la reacción de su entorno o la falta de apoyo. Y ni qué hablar de enfrentar el miedo al rechazo o discriminación en la atención sanitaria. El desafío de encontrar profesionales sociosanitarios que nos informen sobre los derechos sexuales y reproductivos, que podamos elegir tener hijos, planificar y recibir la atención adecuada.

No quiero dejar de mencionar que algunas mujeres con VIH han sufrido esterilizaciones forzadas y, todavía, en otros países, es un fenómeno persistente y una grave violación de los derechos humanos. Cuando hablamos de derechos y salud sexual, no puedo dejar de mencionar la falta de atención a los síntomas menopaúsicos. Ni más ni menos que en otras mujeres, queremos conocer la interacción entre los tratamientos antirretrovirales y los síntomas de la menopausia.

La violencia de género. Según el estudio realizado en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, en Murcia, aproximadamente el 50% de las mujeres con VIH han sufrido algún tipo de violencia de género. Este porcentaje incluye violencia psicológica, física y sexual. La violencia psicológica fue la más común, con un 26,32% de las mujeres reportando haberla sufrido.

Me quedan demasiados desafíos: mujeres migrantes más vulnerables, precariedad y dificultades de acceso al sistema sanitario, la situación de irregularidad que acrecienta el miedo a la expulsión, el profundo rechazo en los países de origen donde la discriminación ha marcado vidas, donde muchas mujeres no se sienten ni son bien recibidas en nuestro país.

El estigma es una losa que aplasta vidas.

El acceso y el mantenimiento en el mercado de trabajo, la precariedad tanto económica como laboral, la carga de cuidados, que todavía recae sobre las mujeres, la soledad no deseada, el envejecimiento prematuro, la fragilidad… todas y cada una de las cuestiones que siguen marcando nuestras vidas.

Y ya para terminar, mi vida como mujer que vive con VIH, siendo y sintiéndome privilegiada, con apoyo familiar y social, con recursos, empleo… también ha estado marcada por el diagnóstico.

Enfrentar el desafío de un futuro incierto, hace más de 30 años, vacío de sueños y con muchos retos que superar.

Tratamientos tóxicos, efectos secundarios. Muerte, pérdidas, acompañamiento. Soledad, miedo, discriminación, estigma…

Ahora, nuevos desafíos: ¿me llegaré a jubilar? ¿Será cuando me vayan a incinerar? ¿En mi discapacidad se tendrán en cuenta las secuelas de las enfermedades oportunistas, las experiencias de estigma, la salud mental, la fragilidad?

Mi experiencia también está marcada por cumplir sueños: mi hijo, el mayor de ellos. Cronicidad, risas, comunidad, apoyo, aprendizaje… Si algo ha marcado y marcará son las experiencias de otras mujeres afrontando retos, miedos, dolor, la generosidad de compartir y de poner cara a muchas mujeres que han sufrido violencia, que han fallecido, que han sido diagnosticadas tarde.

Me quiero despedir con el grito de la comunidad, de Mujeres VIHVAS, que nos conecta, nos aporta, nos une, nos acompaña… ¡Juntas y VIHVAS!

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