Entrevista a Jesús: De un diagnóstico de VIH a una vida dedicada a ayudar a otras en su misma situación

Jesús Eduardo Cisneros es venezolano y llegó a España en 2016 en busca de un futuro mejor. El inicio de su vida en este nuevo país no fue sencillo, pues enfrentó un cambio de cultura y un proceso migratorio desafiante, que a sus 19 años y estando solo le resultaron bastante difíciles. Cuando empezaba a sentir que todo comenzaba a mejorar, en abril de 2019 recibió su diagnóstico de VIH.

Recuerda que su médico de cabecera lo citó después de realizar la prueba confirmatoria. El día de la cita, aún con la esperanza de que hubiera sido un error, el médico le informó: “Has dado positivo en VIH”. Sin saber cómo reaccionar, solo lo escuchaba decir de fondo: “No te preocupes, todo va a estar bien”. Fue un año de altibajos y un proceso de aceptación bastante largo. Sin duda, encontrar a las personas adecuadas fue fundamental para ayudarlo a aceptar y superar todo ese proceso.

El Comité Antisida de Asturias (CASIPA) se convirtió para él en la familia que en ese momento necesitaba y que ahora considera indispensable en su vida. Cuando acudió a la entidad en busca de ayuda psicológica y de una figura de apoyo, recuerda que en la primera consulta le preguntó al psicólogo: “¿Cómo puedo ayudar?”. El agobio, la soledad y la desesperación que sintió con su diagnóstico eran experiencias que no deseaba que nadie más tuviera que vivir, y deseaba ayudar en lo que pudiera. Desde entonces, comenzó a ser voluntario en la organización, colaborando en lo que estuviera a su alcance y en el tiempo que pudiera dedicar, aunque siempre dentro de “ese armario del VIH” del que se habla; sentía un temor profundo a que su entorno social y laboral supiera de su condición y lo rechazaran.

A medida que se involucraba más en la entidad, surgió una vacante que le ofrecieron, y así comenzó a dedicarse completamente al Comité, formándose y desarrollándose tanto profesional como personalmente. Ahora, su deseo es continuar formándose para poder ayudar cada vez a más personas.

Como aspiración, Jesús Eduardo quiere que sus acciones impactaran cada vez a más personas, no solo en Asturias o en España, sino también en Latinoamérica. Le gustaría regresar a su continente de origen para ayudar a quienes viven con VIH, llevándoles todo lo que ha aprendido hasta ahora y contribuyendo así a una sociedad mejor.

¿Cómo fue el proceso de decidir “salir del armario” del VIH, y qué emociones sentiste al hacerlo en un espacio tan visible?

Mi salida del armario fue progresiva, a la primera persona que solo dije fue a mi hermano, quien desde el desconocimiento solo me dijo “No te preocupes herma ya verás que te darán algo que te curara”, luego toco decirles a mis padres, fue complicado, pero entre lágrimas y muchas emociones solo me abrazaron y me dijeron que todo estaría bien.

Luego, con mis amigos fue un poco mejor, antes conocía a muy pocas personas y amigos tenia solo un par y su reacción solo fue saber cómo me sentía yo y como estaba.

Mi decisión de ser visible públicamente se debió a que, consideraba que, para poder cumplir con mi objetivo de poder ayudar a las personas, ¡tenían que saber que yo estaba ahí y que mejor forma de hacerlo que siendo visible públicamente!

Ese día, en ese escenario supuso en antes y un después en mi vida, había asistido a los anteriores PRIDE+ pero nunca me había imaginado estar ahí arriba en frente de tantas personas, la sensación fue aterradora pero gratificante, ver a tantas personas juntas reunidas con un mismo propósito, ser visibles y acabar con el estigma te llena de animo y de ganas de seguir trabajando para conseguir este objetivo.

¿Qué te motivó a dar el paso y compartirlo públicamente?

Las personas, las personas que viven con VIH encerradas en ese armario y que no han podido ni decirlo en su entorno más cercano. Antes de ser visible públicamente, me habían escrito personas que solo por trabajar en el Comité asociaban que tenía VIH y me preguntaban si podía ayudarlos. Esta ayuda no era más que los escuchara, porque no podían hablar abiertamente de su diagnostico y llevaban mucho tiempo cargando con es mochila invisible que no podían compartir. Gente muy joven con diagnósticos muy recientes y gente con diagnósticos ya de años. El ser visibles, el hecho de ponerle cara al VIH para acabar con el estigma y poder visibilizar la realidad de las personas que vivimos con VIH es lo que me ha hecho subir a ese escenario y contar mi historia. ¡No estamos solas, juntas somos más juntas somos fuertes!

¿Qué impacto esperas que tenga tu testimonio en otros jóvenes que puedan estar pasando por situaciones similares?

¡Espero que se empoderen! Que, puedan hablar abiertamente de su diagnóstico sin miedo al rechazo, ¡sin miedo a nada! ¡Que sepan que somos muchas, que somos una gran familia que, si lo necesitan estaremos aquí con los brazos abiertos para recibirlos!

¡Que hay una Generación + comprometida en acabar con el estigma de la cual pueden formar parte!

¿Cuáles son los principales estigmas o barreras que enfrentan los jóvenes que viven con VIH hoy en día?

¿Qué perfil de jóvenes? ¿Jóvenes migrados? ¿Jóvenes trans? ¿Jóvenes del colectivo LGBI+?, porque sí, cualquier persona joven con alguna de estas etiquetas puede tener VIH y cada uno de ellos se encontrará con una barrea diferente y con un estigma diferente según su realidad.

¿Cómo los estás superando personalmente?

Hace ya tiempo que acepte quien soy, con todo y virus. Me ha costado muchas noches de insomnio, mucho pensar en el rechazo y en un futuro incierto, pero todo ese fue cambiando con cada día, con cada paso en di en pro de mi crecimiento.

¿Has tenido o conoces referentes?

Si, tengo dos referentes dos historias y dos personas muy conocidas en el mundo del activismo. Loly Fernandez y Oliver Marcos. Personas que me han ayudado a llegar hasta donde estoy ahora y que suponen un ejemplo a seguir.

En tu opinión, ¿cuáles son las necesidades más urgentes para la juventud que vive con VIH?

La necesidad de una sociedad sin estigma, de un sistema sanitario informado y con la realidad actual del VIH y sin prejuicios ni juicios de valor.

¿Qué mensaje le darías a otros jóvenes que dudan en compartir su estado de VIH por miedo al rechazo o estigma social?

Que se animen a dar el paso, a quitarse esa mochila que pesa tanto y que no nos dejar muchas veces avanzar. Que después de ser visibles la vida te cambia y de una forma sientes que te aceptas y te perdonas a ti mismo, si alguien te rechaza o se aparta de tu vida, significa que nunca debió estar en ella y después, después siempre gente buena que te querrá y te aceptará sin importar tu estado serológico.

¿De qué manera crees que Generación+ podría marcar una diferencia en la forma en que se percibe el VIH entre la juventud en España?

Siendo referentes, tomando el mando en ese relevo generacional que tanto se habla. Que cuenten con nosotros para la toma de decisiones y para encabezar la lucha, que nos dejen participar en todos los espacios públicos para darle cara al VIH como personas jóvenes.

¿Cuáles son los proyectos o iniciativas de Generación+ que más te entusiasman para el futuro?

Comenzar a trabajar en el entorno sanitario. Siento que debemos entrar a tope con este entorno, hay estudiantes del entorno sanitario muy validos y con muchas ganas de cambiarlo todo, de avanzar. Pero cuando llegan a las practicas o a trabajar directamente son sus tutores los que siguen arrastrando estigma, prejuicios y falsas creencias. Necesitamos asegurarnos de que el relevo generacional en el ámbito sanitario este libre de estigma, este libre de prejuicios.

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