El Comité de Medicamentos para Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en sus siglas en inglés) recomienda el uso del fármaco antirretroviral ‘Truvada’ (Gilead) como primer tratamiento profiláctico para prevenir el VIH en adultos sanos que tienen un elevado riesgo de infectarse.
El fármaco, que combina emtricitabina y disoproxilo de tenofovir, no es un medicamento nuevo ya que fue autorizado por primera vez en 2005 en la Unión Europea para tratar a pacientes con VIH-1, en combinación al menos con otro antirretroviral.
Esta indicación, que se conoce como profilaxis pre-exposición (PrEP), debe ser ratificada por la Comisión Europea y, a partir de entonces, cada Estado miembro deberá tomar una decisión sobre su financiación en función del precio y su potencial. Estados Unidos le dio el visto bueno hace tres años.
La recomendación de la EMA como terapia preventiva va asociada a prácticas sexuales seguras para reducir el riesgo de transmisión en caso estar expuestos al virus. De hecho, su uso formaría parte de una estrategia global de prevención del VIH que también incluiría el uso del preservativo para así poder evitar la infección de otras enfermedades de transmisión sexual.
La decisión se ha tomado en virtud de los resultados de dos ensayos clínicos que demostraron que su uso como terapia preventiva lograba una reducción sustancial del riesgo de infección por VIH-1 en personas sanas expuestas al virus.
En uno de ellos, el estudio ‘iPrEx’, el uso de ‘Truvada’ redujo el riesgo de infección por VIH en un 42 por ciento en aquellos hombres o mujeres transexuales que mantuvieron sexo con otros hombres. El estudio comparó su uso con placebo en 2.499 personas que mantuvieron relaciones sexuales sin preservativo.
En el segundo estudio ‘Truvada’ redujo el riesgo de infección hasta un 75 por ciento en 4.758 hombres y mujeres heterosexuales cuyas parejas tenían VIH, también en comparación con placebo, midiendo también la seguridad de su uso.
A MAYOR CUMPLIMIENTO, MÁS PROTECCIÓN
Ambos estudios mostraron que, cuanto mayor era la adherencia al tratamiento diario con ‘Truvada’ mejor era la protección frente al VIH-1.
Además, los efectos adversos notificados en sendos ensayos clínicos fueron similares a los observados cuando el fármaco se utilizaba como tratamiento en pacientes con VIH, siendo los más frecuentes diarrea, náuseas, cansancio, dolor de cabeza y mareos.
Hace dos semanas el Grupo de Estudio del Sida (Gesida), perteneciente a la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), publicó un documento recomendando su uso como terapia preventiva para evitar nuevas infecciones en determinados grupos, como algunos hombres que mantienen sexo con otros hombres y mujeres transexuales, detallando quién debe prescribirla, recibirla y cómo debe producirse la dispensación para conseguir una buena adherencia al tratamiento.
Agencias