En pleno debate sobre el acceso popular al tratamiento, arrancó ayer en Sao Paulo la segunda Cumbre Mundial de la Hepatitis, que reunirá a expertos de todo el planeta para elaborar una estrategia global contra una enfermedad que causa 1,3 millones de muertes anuales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) precisó la víspera del evento que en los dos últimos años un número récord de tres millones personas tuvieron acceso al tratamiento para hepatitis C, transmitida principalmente por la sangre contaminada, y que 2,8 millones recibieron medicinas en 2016 para la del tipo B, que se transmite además por contacto con los fluidos.
«Estos resultados nos dejan esperanzados en que la eliminación de la hepatitis puede ser y será una realidad», dijo Gottfried Hirnschall, director de la OMS para el Departamento de HIV y del programa global de hepatitis. Sin embargo, millones de personas, en su mayoría en países de renta media o baja, siguen sin poder adquirir las nuevas alternativas médicas, debido a sus altos costes.
El objetivo
La cumbre se inauguró con la expectativa de que nueve países erradiquen la hepatitis tipo C para 2030, gracias a la generalización del diagnóstico y el acceso a medicamentos más baratos.
Brasil, país sede del encuentro internacional, es uno de los nueve que avanza en las metas del compromiso adquirido por 194 naciones en 2016, junto a Egipto, Georgia, Alemania, Islandia, Japón, Holanda, Australia y Catar, según los datos divulgados en la primera jornada del evento.