Un equipo internacional de investigadores, coordinado por españoles, ha constatado que al menos dos grupos de bacterias intestinales influyen en la recuperación inmunológica de las personas con VIH y potencian la eficacia de los antirretrovirales.
Los resultados se publican en la revista eBiomedicine y podrían ayudar a diseñar nuevas terapias para prevenir las complicaciones asociadas a la inmunodepresión y a la inflamación crónica, que aparecen antes y con mayor frecuencia en las personas con VIH.
Y es que los pacientes con VIH sufren alteraciones persistentes en el sistema inmunitario y un exceso de complicaciones médicas, entre ellas una inflamación crónica en la mucosa intestinal, explica Manuel Ferrer, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Catálisis y autor del trabajo.
A esto último contribuyen unas moléculas llamadas pro-inflamatorias que producen las células humanas como respuesta a la infección del VIH: “cuantas más moléculas de este tipo se producen, más se inflama y se daña la mucosa intestinal”, según Ferrer.
Al menos dos especies de bacterias
Este trabajo demuestra que hay al menos dos especies de bacterias que se activan en personas con VIH y que han desarrollado un mecanismo capaz de detectar la acumulación de esas moléculas pro-inflamatorias; una vez que detectan estas toxinas, las bacterias las “esconden” en su interior, reduciendo así su concentración en el tracto intestinal.
“Estas toxinas ya no están en el intestino, por lo que no pueden seguir produciendo inflamación”, asegura Ferrer.
Estos dos grupos de bacterias no solo están relacionadas con la disminución de la inflamación crónica, también ayudan a otras complicaciones médicas.
Así, por ejemplo, un efecto de los antirretrovirales es el incremento anormal de la cantidad de bilirrubina en sangre, que es un factor de riesgo en los enfermos con VIH.
“Las bacterias que hemos identificado acumulan también el producto del que se forma la bilirrubina, que a su vez ayuda a reducir la infectividad del virus”, añade Ferrer, quien concluye: “los individuos que presentan mayores niveles de actividad de dichas bacterias muestran mejor recuperación inmunológica”.
Por tanto, los resultados de esta investigación sugieren una interrelación entre la actividad bacteriana y la respuesta inmune, alterada a consecuencia del VIH o del tratamiento antirretroviral.
En el estudio se han analizado las bacterias intestinales de las heces de sujetos sanos y de pacientes con VIH con diferentes grados de control de la infección y de recuperación inmunológica.
Concretamente, se ha analizado los niveles de actividad de las bacterias que habitan en el tracto gastrointestinal y que forman la flora intestinal, informa en una nota de prensa el CSIC, que ha coordinado, junto al Hospital Ramón y Cajal, este trabajo.
Composición y comportamiento diferentes
Sergio Serrano-Villar, de este hospital madrileño, detalla por su parte que las bacterias intestinales de los pacientes con VIH cuyo organismo responde adecuadamente a los antirretrovirales “tienen una composición y comportamiento diferentes a los que experimentan una recuperación insuficiente durante el tratamiento”.
“Es posible entonces que algunos sujetos respondan mejor a los antirretrovirales porque su sistema inmune favorece la presencia de un grupo de bacterias beneficiosas que, al mismo tiempo, contribuyen a la mejoría del sistema inmune”, subraya este científico.
Los tratamientos antirretrovirales podrían tener un mayor efecto en la salud de las personas con VIH si se combinaran con terapias dirigidas a la modulación de la microbiota intestinal para crear un ambiente favorable para la recuperación inmunológica: “El diseño de nuevos alimentos probióticos podría ser una opción“, apunta Ferrer.
En el estudio han participado también la Universidad CEU San Pablo, la Universität Hohenheim (Alemania), la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública, el Hospital Universitario La Paz, el Hospital Clínico San Carlos y la Universidad de Valencia.